El rancho arde, el pasado acecha

Algo cada día

Por Fernando Ruiz del Castillo

El gobierno de Marina del Pilar Ávila no pasa precisamente por sus mejores momentos. Son muchas las señales que, una administración responsable con un gabinete capaz debería tomar en cuenta para actuar en consecuencia y, evitar primero y resolver después, los problemas. Los brotes de inconformidad se empiezan a dar de manera muy temprana para un gobierno que, prácticamente, no termina de agarrar forma. Las crisis estallan por todos lados y no hay nadie, absolutamente nadie, que atienda y resuelva. Nadie le cuida las espaldas ni pone el rostro.

Ha sido la propia jefa del Ejecutivo quien, utilizando las redes sociales, ha salido a tratar de enmendar la plana a sus colaboradores. Algunas veces con discursos, promesas y generalidades que solo buscan tiempo. En ocasiones publicando situaciones familiares para desviar la atención y otras, como en el caso de los trigueros, con advertencias que suenan a amenazas pero que, a final de cuentas, surten efecto.

Pero todo lo anterior comienza a hacer estragos en la figura de la Gobernadora del Estado, no obstante, los miles y miles de pesos que se distribuyen de manera directa para evitar mayores daños. La estrategia de comunicación social sujeta a disponibilidad presupuestal, estará funcionando mientras el aceite siga lubricando la maquinaria propagandística.

Sin embargo, las alertas deben encenderse y la gobernadora ser la primera en advertirlas para dar el golpe de timón que necesita ese barco llamado Gobierno del Estado y que hoy navega a la deriva, dependiendo del rumbo que el mar embravecido o en calma, le marque. La tripulación, con muy honrosas excepciones, prefiere esconderse en el rincón más oscuro del cuarto de máquinas para que nadie voltee a verlos. Y les ha funcionado. Lo invito a hacer un ejercicio. ¿Conoce los nombres de al menos cinco de ellos?

Son varias ya las expresiones de inconformidad que se han venido manifestando a lo largo y ancho del Estado. El tema de los desaparecidos en el llamado “Triángulo de las Bermudas”, la zona de antros en Mexicali no ha sido resuelto. Los muchachos siguen desaparecidos y la droga circulando. En general la seguridad no ha mejorado. Los asesinatos, feminicidios, asaltos, violaciones y los desaparecidos siguen aumentando las estadísticas.

La burocracia enfrentada podría convertirse en un problema grave que afecte el servicio a la ciudadanía. Con un Manuel Guerrero, diputado morenista y amigo personal de la gobernadora que sigue aferrado a mantener el control de la agrupación, se ha convertido en una amenaza para la funcionalidad del estado y la imagen gubernamental. Lo que alguna vez le ayudó, hoy se ha vuelto una carga.

La corrupción es una asignatura pendiente que más temprano que tarde reventará muy cerca de la alcoba. Las adjudicaciones directas y articuladas a modo para las grandes empresas favoritas de gobiernos neoconservadores no se han detenido, como tampoco las invitaciones a modo para modestos negocios que se llevan contratos millonarios.

Y si como dice el dicho, éramos muchos y parió la abuela, la irrupción en la escena política del tristemente célebre ex gobernador y actual Senador de la República, Jaime Bonilla Valdez, vino a ponerle la cereza al pastel. El abierto enfrentamiento entre ambos personajes abonará al alboroto en el graderío que espera como empiecen a “levantarse las faldillas” y mostrar mutuamente sus miserias.

La gobernadora necesita con urgencia un nuevo secretario general de Gobierno. Catalino Zavala Márquez, herencia del gobierno anterior, ya no le sirve. Nunca le ha servido. Su incapacidad ha quedado demostrada en el tema de los burócratas, con los trigueros, con los trabajadores agrícolas de Maneadero, con las madres buscadoras, con los desaparecidos y las cada vez más constantes ausencias de la gobernadora. Nada resuelve, poco atiende y no es que no delegue responsabilidades, como pudiera ser, sino que se deslinda.

Y así como con Catalino, por el bien del Estado, deberá dejar de lado los afectos para tomar decisiones, midiendo resultados en materia de la Fiscalía General del Estado, la Secretaría del Campo, Educación Pública, Salud y, especialmente, con su costoso cuerpo de asesores que más que apoyarla, parecen estar empeñados en destruirla.

Pero para comenzar a darle rumbo al Estado y a la nave, la gobernadora debe actuar desde el puente de mando. No puede, ni debe, abandonar su principal responsabilidad política un día sí y otro también. Podrá efectivamente difundir su imagen y alimentar su ego, pero debe entender que no se puede gobernar desde tiktok, Instagram o Facebook. Su lugar está en el Ejecutivo.

Los vacíos, alguien tiene que recordarle, terminan por llenarse. Y el pasado reciente acecha para cubrir esas ausencias.

Periodista con 45 años de experiencia, licenciado en periodismo, asesor en comunicación y marketing político, consultor de medios

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